Ayer, 21 de Marzo de 2013, inauguró una exposición
muy esperada el pintor y escultor coruñés Manuel Romero.
Hace como unos tres años que me habló de su
intención de exponer, pero su salud no era buena y el proyecto más urgente fue
cuidarse. Ayer tenía un aspecto magnífico… pelo corto, zapatos nuevos…estaba
hecho un pimpollo.
Por fin nos ha dado el placer de contemplar lo que considero
la esencia de su vida.
La muestra, de presentación impecable, en la recién
remodelada sala de exposiciones del Ayuntamiento de A Coruña en la Plaza de María Pita, rodeado
y arropado de forma entrañable por su esposa Esther, sus amigos, responsables
de cultura del ayuntamiento, seguidores y admiradores.
Leyó un discurso potente, realista, crudo, pero con
un claro mensaje optimista, lleno de la pasión y fuerza que lo caracteriza como
persona y artista. Esa lectura está también escrita con pincel en la obra
expuesta.
Ya más relajado, y después de dedicar el catálogo a
todos los que se lo pedían, me comento que somos como los “hooligans” que
pintan en las paredes, o como los enamorados que graban un corazón en un árbol
con el único motivo de perdurar, “eso hacemos los artistas, en el fondo lo que
nos mueve es dejar nuestra huella”.
Y nos hicimos una foto… y ahí quedo grabada su
sonrisa de viejo “raposo”.
Hay que ver su pintura y leer en ella su vida, una
vida llena de intensidad, humildad y honestidad, eso es lo que me transmite mi
amigo Manuel Romero, con su obra y con su sonrisa.
Francisco Escudero
Manuel Romero, Luis Gabú y el que escribe.